“El conejo rosado que logró poner en jaque la Parada Militar 2012”. Así tituló el diario “El Sur” de Concepción para graficar el impacto que tuvo la última performance del artista visual chileno Luis Almendra, Huachistáculo, quien pese a estar sólo de vacaciones en el país, y tentado seguramente por sus socios artísticos de siempre en la VIII Región, no dejó pasar la oportunidad de hacer una acción de arte a propósito del último desfile militar en la zona penquista.
“La idea era generar una crítica y reflexión a partir del contraste entre este animal mítico y frágil (el conejo) con la dureza de los uniformes militares. Quería correr y bailar entre los soldados, pero no alcancé”, contó en el citado diario Huachistáculo, quien, por cierto, tal como ocurrió en una acción similar en 2009, fue a parar a un furgón policial. Jorge Grandón, Watanaz, y su primera dama, Miss Rako, eternos compañeros performáticos de Almendra, también terminaron tras las rejas.
-¿Qué diferencia hubo entre esta acción y la de 2009? ¿Lograste completar el círculo entre ambas?
-Esta acción fue definitivamente más confrontacional que la anterior. El hecho de haber traspasado raudamente las barreras de contención (con traje de conejo rosado y botas de milico alemán) para luego infiltrarme en medio de un batallón cuando éste recién comenzaba su marcha, hizo la situación muy tensa y, pienso, bochornosa para los encargados del orden en la ceremonia. Luego de unos vertiginosos segundos de avanzar a saltos de conejo entre los militares uniformados, trate de escapar corriendo en medio de la pista, con lo que conseguí que ocho pacos de las fuerzas especiales lograran derribarme para rápidamente reducirme y llevarme a la cuca, luego al Hospital Regional de Concepción con el objetivo de constatar lesiones y después a la comisaría. Estos hechos consecutivos que acabo de mencionar, proporcionaron una serie de elementos y diferencias técnicas y simbólicas en comparación a la acción anterior que tú mencionas. Pero aún así, según como lo dices en tu pregunta, se logró completar un círculo o conexión fundamental entre ambas acciones, que persisten en el deseo y objetivo de celebrar de “manera digna” el mes de nuestra patria, corroída por una vasta fauna de saqueadores profesionales, un ejercito militar enfermo y una escena cultural intoxicada. El hecho de vestirme de conejo y decidirme a transitar en sentido inverso al de un batallón, más allá de ser una decadente o exótica fábula tercermundista, es una forma personal y certera de decirle “no” a todo esto.
-Es singular que el único registro de la acción lo haya tomado un médico. Me cuentas que también pusiste en jaque a los fotógrafos y videastas.
-Pienso que todos, incluidos fotógrafos, camarógrafos, espectadores e, incluso, el propio autor de la obra, podemos quedar en jaque frente a este tipo de acciones. Aunque esto suene algo prehistórico, creo que no deja de ser complejo ir al encuentro de obras performáticas que intenten reanimar el esencial carácter vertiginoso y efímero de este modo de expresión. Verás, para mí y sólo para mí, una acción de arte es similar a la aparición de un relámpago capaz de estremecer el paisaje de una ciudad. Así de potente lo puedo asumir. Es un suceso complejo de capturar por nuestros ojos y por los lentes de las cámaras. En este sentido, creo esta acción fue precisamente una especie de rayo fulminante o relámpago rosado que emergió de manera abrupta en medio de los espectadores. Y claro, ante este ritmo de la acción, los encargados del registro visual perdieron mis movimientos. Pese a la casi total falta de registro, apareció de manera anónima una foto tomada por el iphon de un alegre médico cumpliendo con su turno en el hospital. Mientras constataba mis lesiones, alucinado por la confección de mi traje, me pidió si podía hacer una foto, a lo que yo y el policía accedimos. Sin ir más lejos, creo que es uno de los mas interesantes registros que me han hecho.
-¿Cómo fue el reencuentro con tus socios performáticos de siempre: Wuatanaz y compañía?
-Siempre es conmovedor encontrarte con los compañeros que persisten por la magia y la vida poética frente a una realidad aplastante. Wuatanaz y su primera dama, Miss Rako, a través de sus múltiples intervenciones, que van desde 2009 en adelante, han parido un alucinante engendro de mito urbano penquista. Yo siempre estoy contento y agradecido de poder compartir y estar cerca de ellos.
-¿Algún proyecto de más largo aliento para retornar a Chile?
-He pensado en algunos proyectos interesantes, pero creo en esta oportunidad no es necesario referirse a ellos. Por el momento, me concentro como puedo para poner onda a los proyectos que desarrollo en el DF, sobre todo uno con el que estoy maravillado, que se llama “La nueva orden mundial” y que elaboro junto a la artista chilena Rosario Cobo. Además, este 18 de octubre participaremos con nuestra obra “La máquina perversa” en la primera versión del Feratum Fest, un festival de cine de ciencia ficción y terror a realizarse en Tlalpujahua, en el estado de Michoacán.
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